El Gran Canaria FS finalizó un año «histórico». Es el adjetivo que más se repetirá, y es que toca reescribir la leyenda del conjunto amarillo. El conjunto de Suso Méndez salvó su escollo de medirse a un equipo que estará luchando por el campeonato en playoffs y de vencerlo. Nada de especulaciones, de conseguir el punto que al Gran Canaria le valía. Los insulares decidieron salir por la puerta grande de un CID que campeó junto a Anás, Biyongba, Juanillo y compañía, la reconquista de un marcador adverso y la consecución de la victoria en una batalla que se ha ganado el derecho de pasar a los anales del club como si de un título se tratase.
La noche no empezó de manera encarrilada. A la frustración de que el choque entre insulares fuera el único encuentro de los que se jugaban la permanencia que no se televisaba, se le unía el descuadre de tiempo en una «supuesta» jornada de horarios unificados, ya que en Burela, el pitido inicial se realizaba varios minutos después de que lo hiciera en el Centro Insular de Deportes y en el Wsell de Guimbarda cartagenero.
En esos primeros instantes, Gran Canaria se quemó los pies pisando los puestos de descenso. Los goles de Juanpi en Cartagena y José Carlos e Iago Rodríguez en Vistalegre, relevaban a la plaza maldita a los amarillos mientras salvaba a sus rivales.
Es difícil saber como de fuerte fue el estruendo del aficionado del Gran Canaria que estuviera presente en el CID y viera como Paradynski marcaba el primer tanto para Palma Futsal. Un leve «infarto» que precedió al pequeño alivio de oír cómo Santiago conseguía empatarle a Plásticos Romero justo antes del descanso y remontarle nada más salir de vestuarios. Para entonces Levante ya presentaba guerra ante Burela y las uñas de los seguidores amarillos eran proclamadas en peligro de extinción.
Fue Anás con su tanto quién hizo resoplar el escenario amarillo tan fuerte que hasta la AEMET estuvo cerca de informar de otra alerta temporal por fuertes vientos. Gran Canaria igualaba la contienda y se salvaba «de la quema» para tomar más aire que nunca. Pero no era una noche para medias tintas, el conjunto de Suso Méndez estaba dolido por toda la angustia que sus aficionados habían pasado en esos minutos y decidió tomarse la justicia por su mano. Decidió que, de ser una noche histórica, había que salvarse por todo lo alto, nada de un empate y apretar el culo al asiento y el transistor a la oreja hasta que piten final en la península. Y Bingyoba cogió el encargo de la misma manera que Carlos Barrón no pudo hacer lo propio con el trallazo del portentoso jugador canario.
Dos a uno y estallido. Botes en el Centro Insular que movieron media isla gritando por el alivio de tanta presión en el pecho. Pero lo mejor estaba por llegar. Quedaba casi toda la segunda parte. En Cartagena, los locales conseguían empatar y Burela ya iba por detras en el marcador. Suso Méndez sabía que había tomado la delantera en la carrera por la permanencia y, como Alonso a Schumacher en aquel GP de San Marino de 2005, los amarillos no se iban a dejar pasar.
Era la hora de la defensa, de meter el pie, de tirarse en plancha a evitar los disparos. La hora de Gus Pérez y el descubrimiento de su asombrosa habilidad para sacar manos allí donde el rival ve el hueco del gol. Las intervenciones del meta gran canario fueron tan salvadoras como necesarias para evitar que el electrónico sufriera cambio alguno. Más de uno de la grada y del equipo contrario habrá soñado con él en la noche en que el Gran Canaria siguió siendo equipo de Primera división.
Al pitido final le siguió el éxtasis propio del momento. Un año, una temporada llena de altos y bajos que se cierra con una sonrisa, con un inflado bueno de pulmones, de esos como los que se pega uno cuando sube a lo alto de una «montañita» y respira hondo para decir que el aire está mucho más puro que en la ciudad. Una inhalación de paz y sosiego como la que se tuvo que pegar ayer un Suso Méndez que, rueda de prensa a rueda de prensa y jornada tras jornada, no ha dejado de perder la fe en sus aspiraciones y en la de sus jugadores, lo que le ha valido para conseguir un hito en la vida de este club.
Enhorabuena Suso, enhorabuena Gran Canaria, habéis hecho historia.