El Movistar Inter volvía un año después al CID tras disputar la pasada temporada una eliminatoria de Copa del Rey ante el conjunto grancanario. Los de Suso Méndez llegaban muy motivados tras una larga espera y con ganas de iniciar el curso ante un rival de empaque. Un partido que levantó gran expectación entre los aficionados de la Isla.
El encuentro comenzó con dos conjuntos que, a pesar de respetarse, no desaprovechaban los errores del rival para crear ocasiones de peligro. La presión de ambos conjuntos fue constante en la primera parte sucediéndose los disparos a portería. Poco a poco, los madrileños fueron progresivamente adueñándose del balón e hicieron que el Gran Canaria tomara posiciones más atrasadas aprovechando para atacar a la contra. Pablo Salado y Anás tuvieron así dos buenas ocasiones para adelantar a los insulares.
Fue a tan solo dos minutos del descanso cuando se abrió la lata. Ricardinho aprovechó para poner el 0-1 y poco después, a solo 11 segundos para el descanso, anotó el 0-2. Duro mazazo para los amarillos que habían rendido a un alto nivel durante la primera parte y que justo antes de irse a vestuarios veían cómo aumentaba la diferencia.
En la segunda mitad, los de Jesús Velasco siguieron apretando a un conjunto local que, a pesar de ir por debajo, no dejó de luchar. Humberto puso en el minuto 26 el 0-3 y, poco más tarde, David Pazos el 0-4. En el pabellón no renunciaban a seguir animando a un equipo que llegado el ecuador de esta mitad acusó el no poder disputar partidos de pretemporada con un ritmo tan exigente como el que impera en la categoría. Faltando 8 minutos para la conclusión, Lolo puso el 0-5 que a la postre sería el último gol del partido.
Buena imagen, no obstante, del Gran Canaria Fútbol Sala a pesar de la derrota, viendo la calidad de su rival y sabiéndose un recién ascendido. La nota positiva fue la buena acogida del equipo con más de 2.000 personas en el Centro Insular de Deportes y el debut de Michael en Primera División.