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El Salesianos tira de casta, pero no es suficiente

Los jugadores del CD Dimurol Salesianos Tenerife saltaron a la cancha mostrando la garra que les caracterizó durante toda la temporada pasada, pero se encontraron frente a un Manzanares capaz de aprovechar cada error. El tanteo final de 2-7 no acalló los ánimos de un Quiquirá que se visitó de gala y nunca dejó de animar.

No puede decirse que los pupilos de Ruymán Cabello no hayan salido con actitud ganadora al parqué del Quiquirá. Tampoco que se haya visto un espectáculo similar a los partidos anteriores. Todos los asistentes al encuentro disfrutaron de contras, transiciones y ocasiones de gol como no habíamos visto desde el comienzo de la temporada, pero ha vuelto a faltar mordida, contundencia, ese elemento que transforma las ocasiones en gol y a los partidos en puntos.

El Manzanares salió al pabellón orotavense en medio de una auténtica tromba, la de los aficionados del CD Dimurol Salesianos Tenerife, que siguen siendo ejemplares en su saber estar y en su acompañamiento infatigable a pesar de que los resultados siguen sin acompañar. Los primeros lances del encuentro acercaron a los villeros a la portería del Manzanares y mostraron la capacidad de meter presión, presión que se mantuvo hasta el minuto 12:58 de la primera parte cuando el número 8, Jorge Salcedo, logró batir a Yeray Olivero.

A pesar del tanto, la grada orotavense continuó desgañitándose al grito de “Sí se puede”. La tensión volvió a caer sobre los hombros de los de Ruymán Cabello, que acusaron el golpe. Prácticamente cuantro minutos después en el 8:14 llegaría el segundo tanto de los de Manzanares en las botas de Alberto Blécua. A partir de este momento la primera parte cambió las tornas y la iniciativa pasó a ser de los peninsulares, su capitán David Maxías transformaría los dos tantos en el 6:49 y a 57 segundos del final, que sentenciarían la primera parte.


El Quiquirá lució pancartas de ánimo a sus futbolistas, a los que alentó incluso con el partido acabado. | Héctor R. Afonso © TenerifeFutsal

El vestuario debió hervir durante el descanso, porque los canarios volvieron a salir con mucha intensidad, el debut de Luis Ravina, canterano que no había podido comenzar su andadura en esta segunda división debido a una lesión sirvió de acicate y en las botas de los benjamines de la plantilla, Manu y el propio Luis se volvió a ver bastante dinamismo.

Sin embargo, en el minuto 16:00 los de Ciudad Real celebraban el quinto tanto a cargo de Francisco José Galán, que vendría seguido por el tanto a cargo de Pablo Mel Ramírez. Los insulares, cargados de faltas tuvieron que ver cómo se pitaba un primer doble penalti que salvaría el siempre providencial Yeray Olivero en el 7:32. El Quiquirá volvió a respirar hondo y lo hizo aún más cuando José Antonio Mejías “Velez” materializó el primer tanto en casa de los del salesianos en el 5:45.

Como si de una inyección de adrenalina se tratase, el equipo se fue a la ofensiva y literalmente asedió la portería del Manzanares durante unos minutos. Pero el capitán, David Maxías anotaría el tanto definitivo para el equipo de Ciudad Real.

Aún quedaba reservada una alegría para la afición tinerfeña, Carmelo Guillama cerraría el tanteo definitivo en el 0:25. Un vestuario que se encuentra “tocado” en palabras de Yeray Olivero que concluía la rueda de prensa mostrando el lema extraoficial de la plantilla que lleva serigrafiado en el interior de su brazalete “Nunca rendirse”, como no se ha rendido una afición de auténtico lujo, la del Quiquirá.


Imagen: Los jugadores del Manzanares celebran uno de los tantos anotados el sábado en La Orotava. | Héctor R. Afonso © TenerifeFutsal

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